Posted by : Santacenero domingo, 23 de junio de 2013

En la noche de ayer se celebró la primera carrera nocturna de Aranjuez a beneficio de la Fundación Juanjo Torrejón

Venía con muchas ganas a esta carrera. Perfil llano, buena temperatura, buen estado de forma... en definitiva, bastante propicia para hacer una buena marca, y por qué no, llegar a los ansiados cuarenta minutos.

La carrera comenzaba a las 22:30 pero desde varias horas antes se dejaban ver muchos corredores por las inmediaciones del Centro Comercial donde se repartían los dorsales. Desde que soy minimalista, siempre que veo a un corredor lo primero que hago es fijarme en su pisada y sus zapatillas. Ayer hice lo mismo durante la espera, y otra vez, no vi a ningún otro corredor minimalista. Todos amortiguados.

La hora del pistoletazo de salida se acercaba y empezamos a calentar. Como siempre, trote suave con algún acelerón esporádico para despertar al cuerpo. Por una vez conseguí ponerme adelante del todo, justo detrás del cajón de salida de los que acreditaban una marca sub 40.

Y llegó el momento. 3,2,1... Play al Endomondo, click al cronómetro de pulsera y a correr. En ese momento se para el mundo y entras en una burbuja en la que solo estás tu y la carrera.

El primer kilómetro lo cubrí en 3:54 y los dos siguientes en 4:08 Hasta ese momento aún había esperanzas de hacer una marca cercana a los 40 minutos. La llegada al Palacio de Aranjuez era el momento más esperado de la carrera. Una pasada correr de noche, con ese gran monumento iluminado y con la luna llena de fondo. Al llegar a ese kilómetro y durante unos hectómetros el piso empeoró, dejando el asfalto y cogiendo tierra y gravilla. Eso me perjudicó algo y perdí un poco el ritmo. Los siguientes kilómetros, del 4 al 6 los cubrí en 4:23. Llevaba un ritmo muy constante, pero cada vez me alejaba más de mi objetivo...

Y llegábamos a la recta final de la carrera. El kilómetro 7 tenía un pequeño repecho, la única calle que picaba un poco hacia arriba. Lo noté y perdí algunos segundos más (4:39) Ya calculaba que estaría entorno a 43 minutos.



Y llegó mi peor momento de la carrera: el kilómetro 9. Sufrí una pequeña crisis de flato que hizo que me rezagara un poco más. Lo cubrí en 4:49. En el último kilómetro pude recuperar algo. El flato se me pasó (o lo ignoré) y eché el resto (4:20). Qué gran momento entrar al estadio de atletismo, con el graderio casi lleno. ¡Me sentí como Abel Antón cuando fue campeón del Mundo en Sevilla! Aún me quedaron fuerzas para esprintar en los últimos metros y parar el crono en 43:25.




Aunque no conseguí mi objetivo de acercarme a los 40 terminé muy contento porque lo di todo. Y porque estoy seguro de que lo conseguiré. Todo es querer y proponerselo. Al final, puesto 148 de 1400. Ah!, y sin amortiguación, corriendo como un humano.

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