Sonó el timbre de la puerta! Serían? Sí, en efecto! Eran las Luna Sandals! Después de tanta espera por fin las tendría! Rápido, tras de echar la firma de rigor al mensajero me dispuse a desembalar el paquete. Parecía un niño en la mañana del seis de Enero... Ahí estaban. Esa misma tarde había que probarlas.

Ese día me apetecía hacer kilómetros, unos ocho por lo menos. Pero eso me pareció un poco excesivo para estrenar las huaraches. Pensé que empezar con cuatro kilómetros era más razonable. 

Principalmente tenía miedo de que la correa me hiciera algún tipo de rozadura, especialmente la que pasa junto al dedo gordo del pie. Así que haría una ruta de ocho kilómetros, los primeros cuatro con las Merrell y los últimos con las Luna Sandals. Todo sería por acera y asfalto, y por lugares nada solitarios... ¡A ver que cara pondría la gente cuando me viera!

Eché en una pequeña bolsa de zapatillas las Luna sandals y me lancé a la calle a hacer el entrenamiento. Hacía calor y no llevaba un ritmo muy fluido, me pesaban las piernas. Me aproximaba al kilómetro cuatro y las sensaciones no eran nada buenas. Bueno, ese día no tenía pensado hacer un entreno de calidad, solo era para rodar y probar las Luna.

Me senté en un bordillo y me cambié de calzado. Notaba el aire como abrazaba mis pies. ¡Qué sensación de ligereza y frescura!



Así que empecé la ruta de vuelta. Los primeros metros noté como chancleteaba un poco. Pero solo duró unos metros. Luego ya predominó el silencio en mi pisada. De vez en cuando me paraba para ajustarme bien las correas. Tras un ajuste por aquí y otro por allí las noté mucho mejor. Ahora ya si podía correr más rápido. Tanto, que adelanté a dos corredores de zapatillas acolchadas como si se tratara del correcaminos ¡Mic Mic! (a saber que cara pondrían!)

Iba muy cómodo. Bueno, miento. Eso de llevar la bolsa en la mano con las otras zapatillas me dificultaba mucho el braceo... Por lo demás muy bien!

Al final rodé unos cuatro kilómetros con las Luna, con un ritmo de media de 5:11 min/k No esta nada mal teniendo en cuenta que me paré varias veces para ajustarme las correas y que iba con una bolsa en la mano! Y por cierto, nada de rozadura entre los dedos.

Esto promete...